miércoles, 21 de agosto de 2013

Ajedrez y toma de decisiones

Publico un viejo mensaje mío en la no menos vieja lista de correos de psicoalumnos para ejemplificar algunas cosas que pienso sobre la profesión de psicólogos en lo que se refiere a la toma de decisiones.

La discusión que hemos tenido a lo largo de estos días entre lo que es científico en terapia y lo que no lo es, imperialismo muy corriente entre vosotros los de Clínica que soléis pensar que al contrario de lo que la realidad nos muestra, la terapia es la principal ocupación de los profesionales de la psicología; me ha hecho recordar una vieja y conocida anécdota del mundillo del ajedrez profesional. 
Cuenta en un articulo suyo el gran maestro del ajedrez de Riga, Mijaíl Tahl una anécdota que le ocurrió en el que nos explica el efecto mental que supone lo que solemos conocer en palabras de la psicología como: Toma de Decisiones y que tan relacionadas están con lo que he estado defendiendo últimamente en mis mensajes. 
Para los que no sepáis quien es al Mijaíl Tahl, he de deciros que fue un hombre cuya carrera se vio en parte truncada por la enfermedad y la dependencia al alcohol y al tabaco pero que posiblemente haya sido el mejor jugador de ataque que jamas ha existido; al menos en lo que la etapa de la escuela del ajedrez hipermoderno se refiere. 
Que esto fuera así era en gran parte fue debido a su peligrosa costumbre de jugar arriesgando más de lo habitual para crear posiciones nuevas que muchas veces no eran ortodoxas y que le granjeo muchos problemas para jugar en los equipos oficiales de ajedrez de la Unión Soviética donde era conocida como el "Alocado afortunado Mijail"
En broma, como era habitual en él contesto a esa mala fama suya diciendo que le gustaría que su epitafio fuera: "El último aficionado". Era muy querido por sus conversaciones y sentido humano y porque nunca dejo de comportarse como un gran amante del ajedrez. La gente lo veía como una especie de sabio enfermo y despistado que a veces se escapaba de los campeonatos para jugar unas partidas en cualquier club. 
La anécdota ocurrió en el Campeonato de la Unión Soviética contra Vaslúkov en una de las partidas que le hicieron celebre: 

"Llegamos a una posición muy tortuosa, y yo meditaba sobre la conveniencia de sacrificar un caballo. Las variantes eran muy complicadas y numerosas. Intenté calcular cada una de ellas siguiendo el viejo método del árbol de variantes, pero era inútil. Las ramas y ramitas se entrelazaban de forma caótica, de modo que las jugadas caían sobre mi cabeza desordenadamente, a montones. De pronto, por alguna razón, me acorde del clásico relato en el que Chukovsky cuenta lo difícil que es sacar un hipopótamo de un pantano. No sé por qué asociación de ideas el hipopótamo entro en el tablero. Pero el caso es que, mientras el público estaba convencido que yo estudiaba concienzudamente la posición, mi mente se esforzaba en un problema bien distinto. Recuerdo que veía poleas, grúas, helicópteros, y cuerdas por todas partes, pero no encontraba una solución científica para el pobre animal. Hasta que me dije: ‛Bueno, ¡pues que se ahogue!', y el hipopótamo desapareció de mi cabeza. Entonces volví a ver la posición y no me pareció tan complicada. Recordé que había prometido jugar una partida interesante ese día, me di cuenta de que el sacrificio del caballo era natural, intuitivo, imposible de calcular con detalle, y lo hice. A la mañana siguiente, sentí un placer especial al leer en la prensa cómo ‛Mijaíl Tahl, tras sopesar cuidadosamente la posición durante 40 minutos, optó por un preciso y calculado sacrificio de pieza'." 

Ese sentido del humor tan característico suyo se nota también en una contestación que dio en su última entrevista a un diario español en la que comentaba lo difícil que se le estaba poniendo seguir manteniendo a él y a los demás su posición como maestros del ajedrez dado su personal debate interno entre los aspectos artísticos, deportivos y científicos del ajedrez, ya que había notado: 

"Antes, mi sentido artístico se revelaba con frecuencia ante los condicionamientos deportivos. Ahora tengo miedo de la preparación técnica de mis rivales. En las últimas olimpiadas he comprobado que hasta las chicas de Papua-Nueva Guinea estudian muchos libros de ajedrez". 

Me parece que esto explica muchas de las cosas sobre las que hemos debatido. Hasta hace no mucho el conocimiento sobre temas de salud se reducía a unos pocos y eso daba pie a que ese tipo de conocimiento fuera limitado y su transmisión estuviera reservada a unos cuantos. Ahora el conocimiento es más movible y la difusión sobre los temas que interesan es muy grande ¿Cuanta gente hace tan solo 100 años estaría en las condiciones que estamos nosotros de plantearnos el tema de las terapias alternativas versus a las ortodoxas de corte más científico? 
Digamos que se nos cuela con el grano mucha paja y eso es normal porque estamos sobrexpuestos a la información. 
Yo en estos momentos estoy haciendo cosas relacionadas con la toma de decisiones en equipos de trabajo de alto rendimiento y es por eso que me interesa tanto la practica del Zazen o meditación a la manera budista. Eso en ese contexto es francamente útil pero me parece que no solo no cura el cáncer sino que ademas no es sustitutivo para la inmensa mayoría, o quizás todas, las terapias de corte cognitivo-conductual. 
A veces olvidáis que el que esto escribe es uno de Industrial convicto y confeso que no tiene la menor intención de ser terapeuta ni profesional ni aficionado. Para saber las terapias que realmente funcionan en cada caso hay bibliografia que conozco y que os puedo en otro mensaje. 
Pero no todo lo que hacemos los psicólogos profesionales es terapia. La terapia es mejor dejarla en manos de buenos terapeutas y esos nos dirán en cada caso cueles son las que mejores efectos les han dado y porque motivos. Es que nosotros como psicólogos muchas veces solemos ganarnos el pan con cosas más normalitas como motivación, toma de decisiones y organización de tareas y es bastante legitimo que nos planteemos utilizar cosas que para los terapeutas pueden resultar exóticas o poco ortodoxas como las que yo he defendido. 
Fundamentalmente lo que sucede es que trabajamos con la psicología de las personas en general y no solo en estados patológicos. Es bueno recordarlo.